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Música religiosa cubana

La primera de las misas se debe a Pedro Julio del Valle, compositor cubano nacido en Caibarién


Este artículo es de hace 14 años

La música que acompañaba a los oficios religiosos en la Iglesia Católica conoció una eclosión al final del Concilio Vaticano II en 1963. Todo este movimiento dio frutos de todo tipo, algunos, debido a su falta de calidad en su composición o en su puesta en escena, no han quedado en la práctica habitual religiosa. En Cuba, el movimiento adoptó pronto los ritmos cubanos tan particulares, y debidos éstos, en parte a su insularidad, la afluencia de esclavos africanos a las plantaciones de azúcar y a la llegada de emigrantes españoles a la isla durante el siglo XIX y principios del XX, dando un folklore muy rico. El siete de abril de 2007 se escuchó la misa criolla de Ariel Ramírez, el autor de la música de "Alfonsina y el mar", a cargo de Los Calchakis, la coral Ágora y la Escolanía de Segovia. Siguiendo con aquella temática se presentó, el sábado de gloria, un concierto con música religiosa cubana. El programa contaba con dos misas unidas por cuatro canciones en la parte central. La primera de las misas se debe a Pedro Julio del Valle, compositor cubano nacido en Caibarién, lo mismo que Flores Chaviano y recoge varios aires de la música cubana, como la contradanza, la guajira, y otros, aunque esta labor queda más patente en la de Rodrigo Prats, compositor cubano de zarzuelas, que deja buena marca de su obra en el Santo y que recoge aires cubanos como la criolla en el Kyrie, el danzón en el Gloria o la habanera en el Agnus. De las cuatro canciones centrales podríamos destacar la Virgen Mambisa, un lamento afro, de Orlando Rodríguez, dedicado a la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba, que se venera en el santuario de la Caridad del Cobre. A la salida de Cuba el autor trabajó en Puerto, en Puerto Rico y ahora lo hace en una parroquia de Miami. Destaca el buen ritmo a cargo del excelente percusionista Jorge Maletá. La obra del padre Catasús, "Mensajero de Paz", fue escrita con ocasión de la famosa visita de SS el Papa Juan Pablo II a la isla en 1998. El primer bis fue el espiritual negro "Nobody knows the trouble I see", ejecutado con aire más dulce que el propio de los cantantes negros americanos. Del cuarteto vocal habría que destacar a las dos sopranos, Akemi Alfonso, por el poder de su voz y Alíame Chirino por el color de su voz. El segundo bis repetía la primera de las canciones centrales, "Te doy gracias", una habanera obra de Perla Moré. Fuente: El Adelantado.com

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